miércoles, 12 de junio de 2019

Quiero


La quiero a ella, sentada a mi lado en un atardecer infinito
una carretera larga, una moto negra y muchos kilómetros por recorrer
la cuenta del banco llena con muchos ahorros para envejecer

Quiero a mis padres durmiendo en una casa tranquila
con una sonrisa tímida y orgullo en el pecho
una vela prendida en la cocina y el café recién hecho

Quiero a mi abuela contenta, sentada en una silla con mi diploma en el regazo
mirando a lo lejos y saludando al viejo que nos mira desde el cielo
con sus mejores trajes y caminando derecho

Quiero respirar hondo, desde un paisaje lejano
con el cuerpo cansado y los músculos formados
con mi bici al lado y las rutas completas

Quiero conversaciones profundas una tarde de sábado
desayunos copiosos en un domingo cualquiera
y lunes desbordantes de proyectos nuevos

Quiero más noches profundas
más tardes pausadas
un amanecer con esperanza

Pero sobre todo, quiero que deje de ser fantasía
y que mañana al despertar sean más las alegrías
que los delirios de un sueño

domingo, 5 de mayo de 2019

Noche 10

Sentí un aire raro en mi boca y mi lengua estaba tiesa. No sé cómo me había quedado dormido pero agradecí el dormir más de 4 horas. Hace unos días me dieron de alta de mi primera quimioterapia, ha sido una semana fatal. Normalmente, durante el día, haría alguna broma al respecto pero la verdad por las noches se me va un poco el buen humor. 
La lengua, por la mañana, la tenía con una mancha color plomo. Siempre me han asqueado las lenguas y me desesperé al ver que la mía estaba cambiando de color. Desperté a mi mamá  para contarle, me lavé los dientes varias veces y al fin el color bajo. Me volví a dormir porque mis papás estaban cansados y les gusta dormir hasta tarde los domingos. 
A eso de las nueve de la mañana ya estaba levantado comiéndome las últimas tostadas que quedaban, si no como ni bien me levanto luego después no puedo comer nada. Hoy quise que fuera un buen día. 
Es domingo, y ha sido una semana de mierda, así que tenía que ser la antesala del lunes, una nueva oportunidad. 

Me propuse ayudar a mi mamá con los pagos de la casa y el orden de ciertas facturas, terminamos hablando de otra cosa y me puse de mal humor, discutimos por que no hay dinero y esas cosas que son excusa de pelea estos días. Mi novia vendría hoy y quería recibirla bien, no con cara de medio muerto, como he estado estos días. 

Mis papás empezaron a discutir y salieron a hacer pagos, me quedé solo con mi abuela. Conversamos de lo que podíamos hacer en el día y le conté que quería cocinar. Los domingos en mi casa siempre se come tarde, porque mi mamá cocina y siempre llega tarde de hacer compras. No quería que sea un domingo de siempre así que me puse las pilas, arreglé mi cuarto, me bañé y me puse a cocinar con mi abuela mientras convencía a mi novia que venir era una buena idea.

Mientras cocinaba con mi abuela me fui relajando, mi tía bajó y me regaló una guanábana, así que me la fui comiendo con mi abuela mientras hacíamos arroz chaufa y sopa fuchifú. Mi novia se enojó porque no le contesté el celular y amenazó con no llegar, yo había dejado el celular sobre la mesa con el reggaetón a full volumen y las llamadas en silencio. Grave error

Llegaron de golpe mis papás y mi novia, terminé de cocinar y servimos la mesa, mis papás estaban raros, medio idos, medio sordos. Nos sentamos a la mesa y me comí dos platazos de arroz, eran las cuatro y media de la tarde y me moría de hambre. Sirvieron varios dulces después, no comí ninguno.

Convencí a mi novia de montar bicicleta por el barrio, me lo había pedido hace dos meses y como hoy parecía un buen día, lo intentamos. Dimos unas vueltas muy despacio por la urbanización, ella se moría de miedo por los autos que pasaban y mis entrañas se morían de náuseas por el movimiento. Me empezó a doler la cabeza al llegar a casa, mi tío estaba hablando con mi abuela y me senté en la mesa a mostrarle a mi novia mis calendarios y planners, quería explicarle muchas cosas y no sabía como. Soy de las personas que desparraman palabras por doquier, las palabras para ella, son como la lluvia en el sahara. Poco a poco fuimos aflojando y hablamos de muchas cosas que necesitaba contarle. Me comencé a sentir mal pero mi humor estaba bueno. 

Mi novia pidió su taxi a las 10 y me quedé en la cocina viendo Game of Thrones con mis papás y mi abuela, que son fanáticos de la serie como yo, Mi mamá se había pepeado para dormir y se estaba durmiendo sobre la mesa, mi abuela se rascaba sus alergias como siempre, mi papá estaba ido y yo caminaba de un lado al otro de la habitación para disuadir las náuseas. Acabó el episodio y entré al cuarto a recordarle a mi mamá unas cosas para mañana. La conversación se calentó, regresaron los problemas de la mañana y terminamos discutiendo feo, cada uno renegando de cosas que en realidad no son culpa del otro, como siempre. Me pasé y la cagué, porque mi mamá estaba cansada y todos en mi casa habíamos tenido una semana de mierda. Me fuí a mi cuarto molesto y mi papá me entregó una nota en una servilleta, hablándome de lo importante que es mi mamá para nosotros y de lo frágil que puede llegar a ser.

De pronto ahora, en medio de la noche, estamos todos medio molestos, medio tristes y medio angustiados en mi casa. Nadie tiene la culpa de que tenga cáncer, nadie tiene la cura y nadie sabe qué podemos hacer. La verdad son cosas que saltan de rato en rato y evitamos siempre. En mi casa siempre llevamos la fiesta en paz, pero llevar la fiesta en paz es complicado cuando tienes una semana de mierda y todos en tu casa sonríen diciendo que todo va a estar bien. 

Creo que voy a despertar a mi mamá, solo para abrazarla, decirle que todo está bien, que la quiero mucho y ya va a pasar. Eso le voy a decir, a ver si nos olvidamos que recién voy una semana de quimio y esto dura cuatro meses.